El día 24 fue aprobado la Reformas al Código Penal de la capital de la República Mexicana en donde los padres cristianos y líderes religiosos por ley no podrán señalar que la homosexualidad es pecado.

La ley fue aprobada apesar de algunos líderes eclesiásticos realizaron manifestaciones en la que rechazaban dicha ley, mientras que la mayoría de los cristianos en el centro del país se mantenían entretenidos en otras *necesidades” y sin haber levantado la voz para la evitar que la ley se detuviera apesar de las constantes solicitudes de apoyo.

A partir de esa fecha, en la Ciudad de México, todo aquel que ayude a un homosexual a luchar contra el pecado de la homosexualidad será penado con entre 2 a 5 años de prisión.

Los pastores ya no podrán aconsejar a aquellos que caen en homosexualidad ni ayudarles a sobreponerse a su pecado pues serán encarcelados por hacerlo.

Los padres de familia cristianos con hijos homosexuales no podrán decirles que eso es pecado y que deben buscar ayuda para superarla, pues se considerará obligarlos por medio de violencia moral o psicoemocional a cambiar de orientación sexual.

La redaccion de las reformas del Código Penal ha quedado en términos tan generales y ambigüos que al final, el estado podrá llamar “terapia de conversión” e incluso “tortura” a todo intento por ayudar a un homosexual a dejar su pecado.