¿Como eligen los delincuentes a sus Victimas?

La Policía Federal, envía las siguientes recomendaciones para evitar ser una víctima de ladrones y o delincuentes.

Para elegir a sus víctimas, los delincuentes dedicados al robo a transeúnte, podríamos decir que aplican el principio básico de la administración: “el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo”.

Buscan blancos fáciles, débiles, lucrativos y, como buenos depredadores, los saben identificar bien en las calles.

Haciendo una radiografía perfecta y precisa de su potencial víctima, los delincuentes la eligen en función de Beneficio económico.

Es decir, qué tan buen negocio le va a representar el asaltar a su víctima. Estudiando su perfil, tipo de vestimenta, reloj, joyas, zapatos, bolso, portafolios, etc. O el hecho de haberse percatado de que la persona retiró dinero de algún cajero automático o de una institución financiera.

Factor sorpresa.
Determinando, de acuerdo al tipo de víctima que se trate y lugar en que se encuentre, la forma en que la atacará para someterla y obligarla a entregar sus pertenencias.

Facilidad de actuar.
Evaluando las condiciones del entorno, donde exista el menor número de factores adversos y de riesgo para él de ser detenido, así como de enfrentar resistencia por parte de la víctima o de sus acompañantes.

Facilidad de huir.
Definiendo la mejor forma de desaparecer de la escena, sin ser detectado o detenido por terceros.

Personas distraídas.
Identificando a aquellas personas que no se encuentran atentas y que, evidentemente, no poseen hábitos de seguridad. Individuos que van distraídos al ir hablando o enviando textos por el teléfono móvil, con audífonos musicales en los oídos o caminando sin prestar atención al entorno.

Ante ello, es preciso reflexionar y considerar que, cada vez que salimos a la calle, en algún momento, seguramente seremos evaluados como potenciales víctimas. Para disminuir el riesgo de ser elegidos debemos considerar los siguientes aspectos:

•Mantener un perfil bajo.
•Evitando el uso u ostentación de relojes, joyas, prendas de lujo, así como de portafolios o bolsos grandes y de equipos o dispositivos llamativos. De igual forma evitar, en el caso de las damas, el uso de prendas ajustadas o provocativas, ya que incluso un ‘piropo’ puede convertirse en acoso o una agresión física.

•Caminar con seguridad.
Caminando a paso firme y atento a todo lo que sucede alrededor, volteando la mirada con la cabeza para observar si alguien nos sigue. Es importante acostumbrarse a caminar en contrasentido de los vehículos, es decir, viéndolos venir, de manera tal que, si un vehículo nos aborda, no nos sorprenda y en caso de necesidad de correr, lo podamos hacer en el mismo sentido al cual nos dirigíamos, ya que difícilmente dicho vehículo podrá echarse de reversa.

•Identificación de sospechosos.
•Desconfiar de personas, particularmente hombres entre 17 y 45 años, que porten sacos o chamarras para esconder armas, con gorras y lentes para evitar ser fácilmente identificados y de quienes no acostumbran llevar algo en sus manos o no suelen estar en compañía de niños pequeños, mujeres o adultos mayores.

•Reacción preventiva.
Es muy importante confiar en nuestros sentimientos. Si algo no nos da “buena espina”, o si tenemos una mala corazonada respecto de alguien o algo, debemos tener una reacción preventiva: tornar intempestivamente en sentido contrario a donde nos dirigíamos, cruzar la calle, ingresar a un sitio público (una tienda, un restaurante, un edificio) y, hasta que el factor de riesgo no esté identificado o erradicado, no salir.

Por lo anterior, debemos aprender cómo conducirnos en la calle, adoptando hábitos de seguridad que nos permitan, en lo posible, evitar ser elegidos por los delincuentes como sus próximas víctimas. Para ello, te recomendamos ampliamente leer el capítulo de Seguridad en la Calle del Manual de Seguridad